La última cena



Leonardo pintó este cuadro en un muro, pero no utilizó la técnica adecuada para pintar en paredes, muy utilizada en esa época, por ejemplo por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Esa técnica es el fresco, que como su nombre indica se pinta aplicando yeso y pintando sobre él cuando aún está fresco.

Lo que hizo Leonardo fue preparar la pared y pintar después el mural con técnicas normales de pintura. Por eso este cuadro, patrimonio de la humanidad, está muy deteriorado y es muy difícil restaurarlo.

Es muy discutida la imagen del apóstol que se encuentra a la derecha de Jesús, una figura andrógina que debería ser San Juan, pero que algunos defienden que puede ser María Magdalena. A Leonardo le encantaba esto de poner figuras indefinidas.

Este cuadro tiene una gran profundidad por el minucioso estudio de perspectiva: observa que en nuestra realidad hay tres dimensiones, alto, ancho y fondo. Leonardo hizo las líneas de altura todas paralelas y verticales (en el dibujo en color azul). Las de anchura paralelas también y horizontales (en el dibujo en color verde) Y las que marcan la profundidad (en el dibujo en rojo), todas fugando hacia un punto en el horizonte que se convierte en el punto principal, ya que esas líneas conducen la vista a ese punto, el centro de atención.  Allí es donde Leonardo puso a Jesús, la figura principal.

Este efecto está acentuado por los tapices de las paredes, las líneas del suelo y el diseño del techo.

Además Leonardo utilizó la «perspectiva aérea»,  jugando con la oscuridad en el fondo de la sala, pero con luz en las ventanas del fondo, en las que se ve un paisaje de la Toscana.



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