El carbón.

Los grandes depósitos de carbón se comenzaron a generar en el período Carbonífero (hace 359-299 millones de años, aproximadamente). Este proceso de formación de carbón continuó durante el periodo Pérmico (280-225 años atrás, aproximadamente) y “más recientemente” en el Cretácico (unos 100 millones de años atrás)


El carbón se origina por la descomposición de vegetales terrestres que se acumulan en zonas pantanosas, lagunares o marinas, de poca profundidad.​ Los restos vegetales se van acumulando en el fondo de una cuenca. Quedan cubiertos de agua y, por lo tanto, protegidos del aire, que los degradaría. Comienza una lenta transformación por la acción de bacterias anaerobias, un tipo de microorganismos que no necesitan oxígeno para vivir. Con el tiempo se produce un progresivo enriquecimiento en carbono. 


El carbón es un combustible fósil, resultado final de una serie de transformaciones sobre restos vegetales acumulados en lugares pantanosos, lagunas y deltas fluviales, principalmente durante el período carbonífero de la Era primaria.

Tipos de carbón.


El carbón se formó como resultado de un largo proceso geológico cuyas características son: Presencia de un ambiente con mucha vegetación, que junto con un clima muy lluvioso, constituye la materia prima para la formación del carbón. Frecuentes depresiones del terreno, llamadas cuencas, en las que se produjeron acumulaciones de rocas minerales erosionadas y fragmentos de vegetación. Estas acumulaciones han sufrido una fuerte degradación biológica con transformaciones que las han llevado a un gran enriquecimiento en carbono. El material pétreo resultante de estas transformaciones se conoce como carbón. Dependiendo de los fenómenos producidos podemos encontrar cuatro clases de carbón:

  • Turba: carbón pardo, poco coherente, poroso, poco denso y con bajo poder calorífico.
  • Lignito: carbón pardo negruzco, semicoherente, compacto y con un poder calorífico normal.
  • Hulla: carbón negro, claramente pétreo, coherente y compacto, y con un poder calorífico notable.
  • Antracita: carbón negro brillante, coherente, denso, duro y compacto.
Principios de la minería

Aunque al relato más épico le gusta situar el origen de la minería asturiana casi a mediados del siglo XVIII cuando un incendio fortuito en un monte de Carbayín habría descubierto un yacimiento de piedra de carbón, lo cierto es que la mayor parte de los autores –Félix de Aramburu, Julián García Muñiz, Evaristo Casariego o Fernández Penedo- datan las primeras y tímidas explotaciones de carbón ya a finales del siglo XVI. La primera licencia de la historia de la minería de carbón en España fue otorgada por el rey Felipe II el 11 de septiembre de 1593. Se trata de una carta en la que el rey Felipe II autoriza a fray Agustín Montero para comenzar a extraer el carbón en Arnao (Castrillón) hace 428 años.

Recreación de campesino asturiano sacando carbón en superficie. Ver enlace… nergiza.

Desde entonces, casi gota a gota, unas veces, esporádicamente, otras, de forma más continua, los aldeanos asturianos fueron solicitando permisos para abrir pequeñas explotaciones de carbón que, muchas veces, simplemente alimentaban una fragua. Hay que pensar que Asturias era una región aislada, con una costa muy dura, rodeada de montañas en la que hasta el tránsito interior resultaba dificultoso. Pese a que la existencia del carbón y sus posibilidades de aprovechamiento eran conocidas desde el siglo XVI, su extracción y uso como combustible no fue entendido como una actividad industrial hasta muy avanzada la segunda mitad del siglo XVIII. 

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