Gustav Klimt: casas en Uterach.


La otra faceta de Klimt: el paisaje.



El modernismo (también llamado art nouveau), movimiento del que Klimt es uno de sus grandes referentes, casi no se ocupa del paisaje. Sin embargo, este género sí seduce a Klimt y, aunque se trata de una parte de su obra poco conocida, es una gran parte de toda la obra de este artista (hay decenas y decenas de cuadros de jardines y de paisajes pintados por él).
En estas obras vamos a encontrar esa característica tan de Klimt y tan del modernismo que es el “exceso de ornamentación”, pero un exceso exquisito. Una abundancia abrumadora de detalles “decorativos” que, minuciosamente, van generando con la perspectiva aplanada y con pequeñas pinceladas un efecto como de mosaico, o de caleidoscopio con sus piedritas de colores, o de un brocado (un tejido de lujo, muy cargado, de seda y realizado con varias tramas).
Estos paisajes son un buen ejemplo de lo que en arte se llama “horror vacui” (quiere decir “miedo al vacío”) y que tiene mucho que ver con lo decorativo y lo recargado a la vez: la obsesión por no dejar ni un mínimo espacio de la obra sin que sea rellenado con alguna imagen.



Grandes obras:

“El Beso”

180 x 180 cm. Estas son las medidas de la obra maestra del pintor, una de las pocas en las que el austriaco incluyó una figura masculina. Fue realizada con láminas de oro y estaño. La pieza, creada en la decadencia del arista, fue expuesta por primera vez en 1908.

Retrato de Emilie Flöge

Esta diseñadora de modas y empresaria era musa y compañera de Klimt. 12 años mayor que él, vivieron juntos durante dos décadas aunque nunca se casaron. La pieza, de 181 x 84 cm, se encuentra en Viena.

Retrato de Adele Bloch-Bauer I

Considerada una de las obras más caras de la historia, este trabajo 138 x 138 cm, fue completado en 1907. La obra fue adquirida por 135 millones de dólares y actualmente reside en Neue Galerie de Nueva York.

El Árbol de la Vida

Aquí, Gustav expuso los tópicos de su fascinación. Están representadas la sabiduría, la muerte y la mujer. Se trata de un friso de nueve tablas, de 195 x 102 cm, encargado por el millonario Adolphe Stoclet.

Muerte y Vida

Este antagonismo se ve sustentado en los fríos y cálidos del autor. Fue creada en 1910 y muestra todas las etapas del ser humano. Es parte del Museo Leopold de Viena.

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