Día de la Paz

Cada 30 de enero recordamos en todos los centros educativos la importancia de vivir en un mundo en paz.

El Día Escolar de la No-violencia y la Paz (DENYP). 

La fecha es un homenaje a Mahatma Gandhi, líder pacifista que defendió y promovió la no violencia y la resistencia pacífica, que fue asesinado el 30 de enero de 1948. El objetivo de este día es la educación en y para la tolerancia, la solidaridad, la concordia, el respeto a los Derechos Humanos, la no-violencia y la paz. Así, los centros educativos se convierten en instrumentos de paz y entendimiento entre personas de distinta formación, raza, cultura y religión.

A lo largo de la historia, la humanidad ha creado diferentes símbolos para representar la paz: la bandera blanca, las ramas de olivo, la paloma... Para que la paz sea algo más que un símbolo, debemos trabajar cada día en hacerla realidad, pero conocer los símbolos de la paz más comunes puede ser divertido en el aula y nos ayuda a abrir el debate sobre lo que entendemos por paz y no violencia. 



La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el Día Internacional de la Paz en 1981. Construyamos la paz Actualmente hay en el mundo 13.865 armas nucleares, la mayoría de ellas con una capacidad destructiva muy superior a las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Las armas nucleares son un auténtico peligro para la seguridad de las personas y pueblos. Sin lugar a dudas, son el armamento más destructivo, inhumano e indiscriminado que existe. Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares El 7 de julio de 2017 tuvo lugar en las Naciones Unidas la adopción del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que prohíbe a todos los países que lo ratifiquen el desarrollo, la producción o la fabricación de armas nucleares, así como su adquisición, posesión y almacenaje en cualquier circunstancia. Desde entonces muchas personas, organizaciones y países han reclamado a los estados su adhesión. Se necesita la firma y ratificación de 50 estados 





para que entre en vigor y actualmente (1 de septiembre de 2020) 84 lo han firmado y 44 ratificado. Pese a que el tratado no cuenta a día de hoy con la aprobación de las potencias nucleares ni de los estados miembros de la OTAN, la intención es que todos acaben reconsiderando su postura al tratarse de armas contrarias al derecho internacional humanitario y estigmatizadas por la opinión pública mundial. La misma situación inicial que ocurrió con las armas químicas y biológicas, las minas antipersonas o las bombas de dispersión. Las armas nucleares eran hasta ahora las únicas armas de destrucción masiva que no habían estado ilegalizadas.

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